miércoles, 17 de septiembre de 2008

Boppard - The wine tasting

Quiero empezar este post mencionando que con los argentinos hemos hecho un excelente grupo. La verdad, y algunos entenderán, que siempre es lindo tener un compatriota cerca; muchas veces, simplemente nos buscamos hasta para hablar un poco en castellano. El viernes pasado nos juntamos en la casa de Mariano, y celebramos todos nuestras 2 primeras semanas en este lugar. Nos deleitamos con un pollo a la mostaza con puré de papa, que sinceramente, ha sido una de las primeras comidas “de verdad” que pude disfruta en este país de los embutidos. Por si quedaba alguna duda de las calorías consumidas, Miguel decidió hacer algunos crepes (o panqueques), los cuales combinamos con Dulce de Leche (que Josefina, muy celosamente, lo trajo para eventos especiales, como lo fue éste).

Bueno, pero no todo en la vida es comida, y por otro lado, el objetivo de este post es para describir mi experiencia con la cata de vino, así que entrémonos en ella.
El sábado al mediodía, nos encontramos todos los tauschies en una parada de colectivos, ya que teníamos como objetivo, compartir una cata de vino en la ciudad: Boppard. Sinceramente, hasta 1 día antes, no conocía que Alemania producía vinos (de hecho, no sabía que producía otra cosa que no sea salchichas y cerveza). Sin embargo, me he llevado una sorpresa con algunos de los vinos que he probado, y que voy a pasar a describir en la aventura.

Volviendo al relato, una vez que nos encontramos todos los alumnos y coordinadores (personal de la universidad), nos subimos a un Colectivo Privado (Coach) y nos dirigimos a la ciudad. Luego de una hora, aproximadamente, de bordear al río Rhine, de ver centenares de viñedos y decenas de castillos ubicados en la ladera de los cerros; llegamos a nuestro preciado destino.

Lamentablemente el clima no ha favorecido la excursión, y una lluvia vespertina del día anterior, nos prohibió el derecho de hacer una cata “outside” o “on the field”. Para lo cual, luego de descender del vehículo, nos dirigimos a una especie de almacén lindado por una casa muy típica alemana. Al entrar, nos encontramos con unas 10 mesas (con capacidad de 8 comensales cada una), que nos esperaban con las copas necesarias para la actividad “recreativa”.

Luego de una explicación, y presentación, de la familia productora de vinos, empezó el show. La ronda de cata, constaba de 6 vinos que eran presentados y explicados cada uno de ellos, por la misma familia productora. No voy a explicar técnicamente los vinos, ya que de hecho, tampoco soy un conocedor (los vinos se toman, no se estudian). Pero básicamente eran 3 vinos blancos, desde dulces hasta fuertes; y luego 3 vinos tintos/rojos/rosados de no muy buena calidad. Finalmente, la cata finalizó con una breve visita guiada por la “fábrica”, donde me he visto sorprendido, por la no utilización de toneles de madera sino de acero inoxidable.

Una vez saciados nuestros apetitos alcohólicos, hicimos una breve visita de media hora por la ciudad. La verdad, no voy a contar mucho, ya que es una ciudad muy parecida a Vallendar, hasta diría que más chiquita. (Para más comentarios, ver las fotos).
Concluido nuestro plazo, abordamos nuevamente el vehículo y nos dirigimos a nuestra próxima parada: LA COMIDA. Tengan en cuenta que eran las 18 horas, sin embargo como sabrán, un buen/malo vino, abre el apetito.

El lugar elegido por la universidad, fue un hermoso restaurant de arquitectura similar a un castillo (lo pueden ubicar en las fotos porque es rojo). No hemos podido ver la carta, ya que el menú estaba preelegido por la universidad. Sin embargo, siento decepcionarlos, pero la COMIDA ESTABA EXCELENTE. Una vez que nos sentamos en la mesa, nos preguntaron que queríamos de beber (en mi caso me pedí una cerveza ahumada, sigo buscando “mi cerveza”), y nos trajeron un ladrillo caliente para el centro de la mesa (como esos que usan nuestras abuelas para calentarse en la cama).

Luego de unos 10 minutos, la mesera trajo una enorme bandeja caliente con los siguientes ingredientes en el interior: choclo, papa (en varios modos), arvejas, morrón, carne de vaca, carne de cerdo, jamón cocido grueso, pasta (algo como fideos) y algunas cositas más (ver foto). Lamentablemente, para ellos, me senté con 3 Turcos; que aprendiendo un poco de cultura, no pueden tomar alcohol ni comer carne porcina, para lo cual se pidieron el menú vegetariano (pastas). Así que los 3 argentinos que quedábamos, tuvimos que defender el orgullo del buen comer sudamericano. Teníamos tanta hambre, que eran las 19:30 y ya habíamos terminado de cenar, y en demasía!!!!


Llegamos nuevamente a Vallendar como a las 20:30 horas, y con el estomago lleno. Sin lugar a duda: la comida, la bebida y la experiencia; fue totalmente recomendable…… y más si tenemos en cuenta QUE NO TUVE QUE PAGAR ni un solo Euro en todo el viaje.

Nos vemos en nuestra próxima aventura, y pueden ver más fotos en:
http://picasaweb.google.com/rtgonzalez/BoppardTripWineTasting


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